385) Um pouco mais de desintegração regional...
Mirando el vecindario
El TLC de Chávez
Edgar C. Otálvor
El Mundo, Caracas, Viernes, 28 de Abril de 2006, p. 4
El sábado 22 de abril, Venezuela dejó de pertenecer a la Comunidad Andina de Naciones. Ya es un hecho consumado en espera sólo de trámites formales. Salvo los compromisos de tipo comercial, relacionados con los aranceles aplicables en el intercambio de bienes en los próximos cinco años, todos los acuerdos temáticos han quedado legalmente sin efecto. Incluyendo la jurisdicción del Tribunal Andino sobre Venezuela. La carta mediante la cual el Canciller venezolano denunció el Acuerdo de Cartagena, no contiene razonamientos comerciales sino políticos, acordes al rechazo de Caracas al libre comercio propiciado por Washington.
Curiosamente, los empresarios y el Gobierno colombiano entraron en pánico ante la concreción de la tantas veces anunciada salida de Venezuela de la CAN. Pese a que desde mediados del año 2005 ya era evidente que la “normalidad” comercial se había roto cuando Caracas cerró las fronteras en la llamada “Crisis Granda”. Desde entonces, las reglas comerciales se mantuvieron con base en los pactos no escritos pero bien anunciados por los presidentes Chávez y Uribe, en los cuales “cooperación policial” y comercio fueron los “activos” negociados. Caracas asegura que por ahora el intercambio con Colombia, Perú y Ecuador no será afectado. La continuidad en los planes de construcción del gasoducto transguajiro y la compra por el Gobierno venezolano de la empresa Monómeros en Colombia, señalan que no hay ruptura comercial inminente entre los dos países, ratificándose a la vez, que la salida de Venezuela de la CAN responde a razones políticas y no a asuntos “comerciales” o coyunturales.
El eje Caracas-La Habana está utilizando la alta capacidad de compra venezolana como arma política en su juego de alianzas regionales. De hecho, la salida de la CAN es en sí misma una presión punitiva de Caracas sobre sus vecinos buscando abortar los Tratados de Libre Comercio con EEUU. Ahora, en los prolegómenos de las negociaciones para su ingreso al Mercosur, Chávez también está exigiendo cambios en el perfil político de ese grupo, incluso la expulsión de aquel socio que negocie con EEUU.
El martes 25, el presidente Evo Morales anunció viaje a La Habana para suscribir un tratado trilateral con Cuba y Venezuela. Desde São Paulo, Chávez habló de la firma del impreciso Alba, pero su socio boliviano se adelantó a describir el contenido del acuerdo. Se trata de un típico Tratado de Libre Comercio, el cual los firmantes no lo denominarán TLC sino TCP, Tratado Comercial de los Pueblos. El rimbombante título cobijará un régimen de cero aranceles para el comercio entre los tres países, que abrirá el mercado venezolano a bienes producidos o triangulados desde Cuba y Bolivia. La hoja de coca entraría entre estos productos.
Chávez sacó a Venezuela de la CAN y está enredando su ingreso al Mercosur, mientras crea un pacto comercial paralelo. Cuba, que fuera antes rechazada por su condición no democrática, ahora tendrá su propio TLC para entrar por la puerta de atrás al Mercosur.
El TLC de Chávez
Edgar C. Otálvor
El Mundo, Caracas, Viernes, 28 de Abril de 2006, p. 4
El sábado 22 de abril, Venezuela dejó de pertenecer a la Comunidad Andina de Naciones. Ya es un hecho consumado en espera sólo de trámites formales. Salvo los compromisos de tipo comercial, relacionados con los aranceles aplicables en el intercambio de bienes en los próximos cinco años, todos los acuerdos temáticos han quedado legalmente sin efecto. Incluyendo la jurisdicción del Tribunal Andino sobre Venezuela. La carta mediante la cual el Canciller venezolano denunció el Acuerdo de Cartagena, no contiene razonamientos comerciales sino políticos, acordes al rechazo de Caracas al libre comercio propiciado por Washington.
Curiosamente, los empresarios y el Gobierno colombiano entraron en pánico ante la concreción de la tantas veces anunciada salida de Venezuela de la CAN. Pese a que desde mediados del año 2005 ya era evidente que la “normalidad” comercial se había roto cuando Caracas cerró las fronteras en la llamada “Crisis Granda”. Desde entonces, las reglas comerciales se mantuvieron con base en los pactos no escritos pero bien anunciados por los presidentes Chávez y Uribe, en los cuales “cooperación policial” y comercio fueron los “activos” negociados. Caracas asegura que por ahora el intercambio con Colombia, Perú y Ecuador no será afectado. La continuidad en los planes de construcción del gasoducto transguajiro y la compra por el Gobierno venezolano de la empresa Monómeros en Colombia, señalan que no hay ruptura comercial inminente entre los dos países, ratificándose a la vez, que la salida de Venezuela de la CAN responde a razones políticas y no a asuntos “comerciales” o coyunturales.
El eje Caracas-La Habana está utilizando la alta capacidad de compra venezolana como arma política en su juego de alianzas regionales. De hecho, la salida de la CAN es en sí misma una presión punitiva de Caracas sobre sus vecinos buscando abortar los Tratados de Libre Comercio con EEUU. Ahora, en los prolegómenos de las negociaciones para su ingreso al Mercosur, Chávez también está exigiendo cambios en el perfil político de ese grupo, incluso la expulsión de aquel socio que negocie con EEUU.
El martes 25, el presidente Evo Morales anunció viaje a La Habana para suscribir un tratado trilateral con Cuba y Venezuela. Desde São Paulo, Chávez habló de la firma del impreciso Alba, pero su socio boliviano se adelantó a describir el contenido del acuerdo. Se trata de un típico Tratado de Libre Comercio, el cual los firmantes no lo denominarán TLC sino TCP, Tratado Comercial de los Pueblos. El rimbombante título cobijará un régimen de cero aranceles para el comercio entre los tres países, que abrirá el mercado venezolano a bienes producidos o triangulados desde Cuba y Bolivia. La hoja de coca entraría entre estos productos.
Chávez sacó a Venezuela de la CAN y está enredando su ingreso al Mercosur, mientras crea un pacto comercial paralelo. Cuba, que fuera antes rechazada por su condición no democrática, ahora tendrá su propio TLC para entrar por la puerta de atrás al Mercosur.
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